Para nuestra protagonista Cheng, comprar una casa con vistas a la bahía es un sueño al que no está dispuesta a renunciar a pesar de su precaria economía y su desastrosa situación familiar. Con esta premisa se nos vende Dream home, una peli made in hong kong no apta para estómagos sensibles. Heredera directa de “Bahía sangrienta” de Mario Bava, este es un slasher en toda regla, repleto de crímenes a cual más brutal y sazonados con flashbacks para hacernos entender las motivaciones de la protagonista.
Ni la historia, ni el sentimentalismo sensiblero que la impregna, ni crítica a la especulación inmobiliaria, son especialmente brillantes y estos aspectos pasan sin pena ni gloria ante nuestros ojos, pero la película destaca (y de que manera) en la montaña rusa que son sus escenas de muertes, rodadas de forma brutal, que dejan al espectador sin aliento desde el minuto uno del film.
Como ya pasó en los 70 con el film de Bava, el salvajismo e imaginería de las muertes no tiene competencia ni restricciones; en muchos momentos será difícil mantener la mirada en la pantalla, pues la delicada Cheng pasa poco a poco a ser una bestia sanguinaria que no le temblará el pulso a la hora de cometer sus crímenes. Las victimas tampoco son inocentes chillones que se limitan a dejarse matar o pelearse con puertas cerradas, responderán y se defenderán con todo lo que les pille a mano en uno de los espectáculos más extremos que este que os escribe ha visto en una pantalla de cine.
Puede que no sea la mejor película del festival pero desde luego la gente que la ha visto no la olvidará en mucho tiempo.