Tenía yo 8 o 9 años cuando, un viernes por la noche en el programa "La clave", pille empezada la película "Matar un ruiseñor", me quedé literalmente enganchado a las aventuras de Scout y Jem, ese fue el inicio de un idilio que dura hasta hoy.
Durante el tiempo que tardó la película en volverse a emitir, calculo que unos 12 años, me hice con el libro y lo leí en al menos cuatro ocasiones, allá en el principio de los 90 el programa de Garci programó la película de nuevo, fue entonces cuando descubrí por primera vez la mayor joya que escondía la cinta, la secuencia de créditos de entrada.
Tal fue el impacto que recibí, que hoy en día considero que es una de las razones por las que me dedico a esto del diseño gráfico.
Cualquiera que haya leído el libro enlazará la imagen con la historia, la sensibilidad del rodaje de esos planos detalles, la calidad de su imagen en blanco y negro, la música y el murmullos de la joven Jem mientras pinta con sus ceras, son un ejemplo del poder y la magia de cine.
El autor de la pieza es el desconocido Stephen Frankfurt. A la hora de abordar la presentación de la película decidió utilizar un elemento tremendamente reconocible y troncal en la historia; La caja de puros que Scout y Jem encuentran en el árbol frente a la casa de Boo Radley. Una caja que contiene un reloj, un par de tallas de madera de los chavales, algunas canicas y otros pequeños objetos que a ojos de un crio se transforman en un pequeño tesoro. Todo rodado como dije con una delicadeza y estética asombrosa para esa época (1962). Las canicas y los reflejos que proyectan bien podrían ser un trabajo 3d actual.
Pasados los años, y conforme he escuchado a diseñadores en conferencias, descubrí que la fascinación por estos 2 minutos de cine es compartida por una legión de artistas como Saúl Bass o Kyle Cooper. Sin duda una magnífica entrada para una gran película de Robert Mulligan, que cuenta además con un increíble Gregory Peck, una adaptación preciosa del libro, y algunos planos, como el travelling de porche de la misteriosa casa de los Bradley con las hojas arrastradas por el viento, que han pasado a formar parte de la imaginería visual del cine moderno.
desgraciadamente no puedo subir la secuencia así que a los que les pique la curiosidad pueden verlo en esta dirección:
http://www.artofthetitle.com/title/to-kill-a-mockingbird/